sábado, 31 de julio de 2010

Peace Now Welcomes the Decision to Criminally Investigate Kiryat Netafim


Following the Peace Now petition against illegal construction in Kiryat Netafim, the State informed the Israeli Supreme Court today that the police have opened an investigation on suspicion of violation of a previous interim order. The interim order forbade any construction in the project of 15 houses at Kiryat Netafim, that began with no official planning permission and no building permits approved.
The state further clarified it intended to continue to promote the construction project through the legal channels subject to the evacuation and sealing of all occupied buildings (six of them).
Peace Now welcomed the decision to criminally investigate, but rejects the plans to continue to promote the project "The government is sending a double message to the settlers. On the one hand they open an investigation over illegal construction, but on the other hand they allow the offenders to evacuate the buildings at their own will, yet they continue to live in the buildings without legal approval."

La policía israelí destruye un poblado "ilegal" Beduino


Enlace noticia con vídeo de BBC http://www.bbc.co.uk/news/world-middle-east-10777040

Activistas israelíes dijeron que 1.500 policías llegaron en la aldea de Al-Arakib al amanecer.
Destruyeron 30 a 40 viviendas improvisadas y arrancaron centenares de olivos pertenecientes a los habitantes del pueblo.
El portavoz policial Mickey Rosenfeld dijo que las casas habían sido "construidas ilegalmente" y fueron destruidos de acuerdo con una decisión judicial emitida hace 11 años.
‎"Varios cientos de personas fueron llevados a la zona de Rahat donde vino originalmente", dijo a la agencia de noticias AFP, en referencia al cercano pueblo de beduinos en el árido sur de Israel.
Más de 150.000 beduinos viven en Israel, sobre todo en y alrededor del desierto de Negev.
Alrededor de la mitad viven en aldeas no reconocidas por el Estado, y no tienen acceso a los servicios municipales como el agua y la electricidad.
Muchos de ellos viven en extrema pobreza.

viernes, 30 de julio de 2010

Un millón de millones de dólares para la guerra por Frida Berrigan


Comnezamos con el envío anterior del Instituto Campos Abiertos Europa, una serie de cuatro notas sobre la nueva geopolítica. Hoy enviamos la segunda, después del meritorio escrito de Balibar.

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¿Qué es un billón?(1). Una cifra enorme, sin duda. La mejor explicación que he encontrado para esta cifra alucinante es la que proporciona el autor de libros infantiles David Schwartz: "Un millón de segundos vienen a ser unos 11 días y medio. Mil millones de segundos son 32 años. Y un billón de segundos son 32.000 años".
¿Qué es un billón de dólares? ¿Qué se puede comprar con semejante suma?
Rethink Afganistán(2) —el intento de Robert Greenwald para ayudarnos a entender la guerra contra el terror, sus costos y consecuencias— dispone de una nueva aplicación de Facebook pensada para desglosar con exactitud todo lo que se puede conseguir con un billón de dólares.
Es un ejercicio divertido (en la medida en que puede serlo la guerra contra el terror en Internet) y muy esclarecedor.
Una ronda del juego nos permitió gastar 999.500 millones dólares para lo siguiente:

- Contratar durante un año a todos los trabajadores en Afganistán (930 millones de dólares);

- Pagar la limpieza del derrame de petróleo del Golfo a los precios del 28 de mayo (930 millones de dólares);

-Construir 4 millones de viviendas asequibles (516 millones de dólares);

- Proporcionar atención médica a un promedio de 4 millones de personas durante un año (13.600 millones de dólares);

- Proporcionar atención sanitaria a 5 millones de niños durante un año (11.500 millones de dólares)

- Contratar a 5 millones de profesores de música y arte durante un año (292.500 millones de dólares).

- Financiar Centros de Servicios Sociales para tres millones de niños durante un año (21.900 millones de dólares);

- Generar energía renovable para 1 millón de viviendas durante un año (969,3 millones de dólares);

- Contratar a 2 millones de maestros de enseñanza primaria durante un año (122.200 millones de dólares);

- Proporcionar becas universitarias de un año a 1 millón de estudiantes (7.900 millones de dólares).

... Y nos sobran 516,5 millones dólares (mucho más de lo que necesito para pagar mi préstamo para estudios).
Un billón de dólares es también lo que Estados Unidos ha gastado desde 2001 en operaciones militares en Irak y Afganistán. Y se calcula que antes de que esas guerras hayan terminado se habrán añadido 800.000 millones de dólares más a la factura.
Los inexistentes dividendos de la paz.
Si usted está esperando a que la paz rinda dividendos a medida que las fuerzas estadounidenses se vayan retirando de Irak, puede seguir esperando un rato. Mientras que los costos de la guerra de Irak se han ido reduciendo, los costos de la guerra en Afganistán han ido aumentando. Los costos financieros, el número de tropas y el número de bajas en Afganistán son cada vez mayores. Este año fiscal (AF 2010) por primera vez se está asignando más dinero a Afganistán que a Irak.
Desde 2003 las operaciones militares en Irak han absorbido el grueso del dinero destinado para la guerra: tres o cuatro veces más dinero que el destinado a la guerra de Afganistán. Pero en 2009 esa brecha se redujo drásticamente.
Ahora, en 2010, vamos a gastar un 10% más en Afganistán que en Irak, y la diferencia de gasto será aún mayor cuando los 33.000 millones de dólares suplementarios aprobados para pagar los refuerzos de tropas para Afganistán se añadan a los 72.900 millones de dólares asignados inicialmente. Además, para el 2011 la Administración estadounidense está solicitando 110.300 millones de dólares para operaciones militares en Afganistán y 43.400 millones dólares para operaciones militares en Irak.
Otra forma de pensar en los costos de la guerra es computándolos por persona: ¿cuánto cuesta desplegar a cada soldado? El Centro de Estudios Estratégicos y Evaluación Presupuestaria afirma que "el costo anual por soldado desde el año fiscal 2005 ha sido de un promedio de 1,186 millones de dólares en Afganistán y 0,685 millones de dólares en Irak, en términos constantes del año fiscal 2011". Esa es otra razón por la cual, a medida que la guerra de Irak va perdiendo fuelle —al ritmo que fuere— lo más probable es que el ahorro sea absorbido por los crecientes gastos de las operaciones militares en Afganistán.
Otra forma de pensar en los costos de la guerra es en términos de horas, minutos y segundos. Laicie Olsen, del Centro de Control de Armas y No Proliferación, ha hecho los cálculos: "En 2010, el aumento de tropas en Afganistán va a costar 2.500 millones dólares por mes, 82 millones de dólares por día, 3.400 millones de dólares por hora, 57.000 dólares por minuto, y 951 dólares por segundo". Y eso solamente se refiere a los 33.000 millones de dólares aprobados para pagar el aumento de tropas, no a los 171.000 millones de dólares que estamos gastando en las dos guerras.
En resumen, si queremos que la paz nos rinda dividendos vamos a tener que encontrar alguna manera de salir de Irak y Afganistán.
La ineficacia de los fondos
Hay nuevas pruebas que sugieren que los miles de millones que se están gastando actualmente en Afganistán no son particularmente eficaces. Un informe reciente del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán critica la forma en que el Pentágono ha estado evaluando los progresos obtenidos en el adiestramiento del ejército afgano. Lo más revelador del informe es que, según sus cifras, tras gastar 27.000 millones dólares en entrenar a las fuerzas de seguridad afganas, ni siquiera las unidades mejor entrenadas son capaces todavía de operar de forma independiente (es decir, que necesitan el apoyo de las tropas de EEUU para operar en zonas de combate). Según la reseña del informe que hace el diario New York Times, en el documento se recogen además "datos sobre uso indebido de drogas, altos índices de deserción, corrupción y analfabetismo entre las fuerzas de seguridad afganas".
En cuanto a la ayuda económica de EEUU a Afganistán, se han identificado problemas similares. En respuesta a una investigación realizada por el Washington Post según la cual los funcionarios afganos han bloqueado sistemáticamente investigaciones de corrupción a personas relacionadas con el ámbito político, el congresista Nita Lowey (D-NY) ha amenazado con bloquear una nueva partida de ayuda de 3.900 millones dólares hasta que "tenga la certeza de que el dinero del contribuyente estadounidense no está siendo empleado fraudulentamente para llenar los bolsillos de los funcionarios corruptos del gobierno afgano, de los señores de la droga y de los terroristas".
Así pues, los costos de la guerra y los gastos de los preparativos de guerra siguen aumentando, incluso en medio de la prolongada recesión económica y de una profunda ansiedad por el futuro. Se necesitan nuevas ideas y nuevas perspectivas para equilibrar un sistema profundamente disfuncional.
Mientras tanto, el presupuesto base del Pentágono —sin contar las guerras de Irak y Afganistán— sigue aumentando. De los más de 700.000 millones de dólares de gasto militar en 2011, aproximadamente 550.000 millones de dólares están destinados al presupuesto "ordinario" del Pentágono.
En resumen, el presupuesto de gastos ordinarios del Pentágono es más de tres veces superior a la cantidad que se está gastando en sus guerras. Por ello, existe un amplio margen para reducir el presupuesto ordinario del Pentágono incluso manteniendo en sus altos niveles actuales los costos de Afganistán e Irak.
Un nuevo informe muestra cómo podría hacerse. Deuda, déficits y defensa: un paso adelante es un documento elaborado por la Fuerza de Choque de Defensa Sostenible donde se muestra cómo el Pentágono puede contribuir significativamente a reducir el déficit sin dejar de avanzar en las metas de seguridad nacional.
El informe presenta las opciones existentes para reducir el presupuesto del Pentágono, ahorrando casi un billón de dólares durante la próxima década.
Los recortes sugeridos incluyen un ahorro de más de 113.000 millones de dólares que se obtiene reduciendo el arsenal nuclear de EEUU a un total de 1.050 ojivas desplegadas en 450 misiles terrestres y en siete submarinos de la clase Ohio; un ahorro de más de 200.000 millones de dólares conseguido al reducir la presencia militar rutinaria de EEUU en Europa y Asia a 100.000 efectivos y al reducir el contingente total de personal militar uniformado a 1,3 millones de efectivos; y un ahorro de más de 138.000 millones de dólares obtenible sustituyendo los costosos e inutilizables sistemas de armas por alternativas más prácticas y menos costosas. Algunos de los sistemas de armamento a reemplazar serían las aeronaves de combate F-35, el MV-22 Osprey, y el Vehículo Expedicionario de Combate.
Y la lista continúa.
Deuda, déficits y defensa no es el único compendio de buenas ideas sobre cómo reducir el gasto militar. Sin embargo, echando otro vistazo a la lista de cosas que podríamos comprar con un billón de dólares si no los estuviéramos gastando en guerras en el extranjero, ese documento es un buen punto de partida para iniciar esta tarea tanto tiempo demorada.



NOTAS:

(1) El vocablo del inglés americano “trillion”, que es el que el autor utiliza en este artículo, se presta a equívocos dado que su sentido varía no solo en castellano sino también en inglés británico. Las equivalencias correctas, indispensables para comprender correctamente este texto, son las siguientes:

1 billion (inglés americano) = 1.000 millones (castellano)

1 trillion (inglés americano) = 1 billón / un millón de millones (castellano)

jueves, 29 de julio de 2010

Un estado con miedo de su pasado –Ed. de Haaretz- Traducción de Carlos Braverman


Ed. Haaretz 29 dejulio 2010
http://www.haaretz.co.il/hasite/spages/1182079.html
Hace aproximadamente dos semanas, el Primer Ministro Benjamin Netanyahu firmó normas que restringen el acceso a los archivos del gobierno. Como Barak Ravid, reveló ayer en Haaretz, los materiales de 50años de antigüedad que iban a ser abierto al público para el estudio histórico ahora se clasificarán por dos décadas más.
La decisión fue precedida por una intensa presión del establishment de defensa y servicios de inteligencia sobre el archivero del Estado, Yehoshua Freundlich profesor. Este aceptó su posición y dijo que "estos materiales no son aptos para la visión pública."
La información que sigue siendo clasificada, entre otras, son las expulsiones y las masacres de árabes en la Guerra de la Independencia, operaciones del Mossad en países extranjeros, la vigilancia de políticos de la oposición por el servicio de seguridad Shin Bet en la década de 1950 y el establecimiento del Centro de Investigaciones Biológicas Instituto Nes Tziona y el Centro de Investigación Nuclear de Dimona.
El material no era accesible al público con anterioridad y la nueva normativa limita a poner un sello con carácter retroactivo de la legalidad en el cierre de los archivos, que hasta ahora se selló de manera ilegal. El archivero del Estado advirtió que algunas de las materias clasificadas "tiene implicaciones sobre la adhesión de [Israel] a la ley internacional".
Sus palabras sugieren que el estado será visto como fuera de la ley si los hechos pasados de la seguridad y los servicios de inteligencia se hacen públicos. Pero sus explicaciones no son razonables. Israel, que este año celebró su 62 º cumpleaños, puede y debe hacer frente a los capítulos menos heroicos en su pasado y revelarlos al público para el estudio histórico. El público tiene derecho a saber sobre las decisiones tomadas por los fundadores del estado, incluso si participan violaciones de los derechos humanos, encubrir los crímenes o acosar a los opositores políticos por medio de seguridad. El país está maduro y es lo suficientemente fuerte como para absorber las críticas que podrían surgir, si aparecen por ejemplo, testimonios inéditos sobre los sucesos de Deir Yassin.
El papel de los servicios de seguridad e inteligencia debe servir para proteger al Estado en el presente, no para ocultar el pasado. La nueva reglamentación, preparada en respuesta a las peticiones de los periodistas ante el Tribunal Superior de Justicia, revierten la tendencia de apertura establecido en la Ley de Libertad de Información, que el Tribunal Supremo llamó "una ley de orientación."Los Israelíes deberían estudiar la historia tal como sucedió y como se ha documentado, no sólo una versión censurada y engalanada.

El “populacho” en el parlamento por Uri Avnery - Trad. De Carlos Braverman


Original: http://zope.gush-shalom.org/home/he/channels/avnery/1279370315
Cuando fui elegido por primera vez diputado de la Knesset [Parlamento israelí], quedé consternado a la vista de lo que encontré allí. Descubrí que salvo raras excepciones el nivel intelectual de los debates era cercano a cero. Los debates consistían principalmente en ristras de clichés de la variedad más trillada. Durante la mayor parte de los debates el pleno estaba casi vacío. La mayoría de los participantes hablaban en un hebreo vulgar. Llegado el momento de la votación muchos diputados no tenían la más mínima idea de sobre qué estaban votando, fuera a favor o en contra: simplemente se limitaban a obedecer el látigo del partido. Eso era en 1967, cuando la Knesset contaba entre sus miembros con gente como Levy Eshkol y Pinchas Sapir, David Ben-Gurion y Moshe Dayan, Menachem Begin y Bader Yohanan, Meir Yaari, Yakov Chazan, personas que dan hoy nombre a calles, carreteras y barrios.Comparada con la Knesset de hoy la de entonces parece la Academia de Platón. Lo que más me asustó fue la predisposición de los diputados a promulgar leyes irresponsables simplemente para granjearse una popularidad pasajera, especialmente en momentos de histeria colectiva. Una de mis primeras iniciativas en la Knesset fue presentar un proyecto de ley para crear una segunda cámara, una especie de Senado, integrado por destacadas personalidades y con poder para paralizar la aprobación de nuevas leyes, obligando a la Knesset a reconsiderarlas tras cierto tiempo. Confiaba en que con ello se impediría que las leyes fueran aprobadas a toda prisa en un ambiente de excitación. Mi proyecto de ley no fue tomado en serio ni por la Knesset ni por el público en general. La Knesset lo rechazó prácticamente por unanimidad (al cabo de algunos años varios de los diputados de entonces me han confesado que están arrepentidos de su voto). Los periódicos apodaron a la cámara que propuse como "la Cámara de los Lores" y la ridiculizaron a conciencia. Haaretz llenó una página entera con caricaturas de la propuesta en las que yo aparecía vestido como un par británico. Así pues, no existe ningún freno. La promulgación de leyes irresponsables –la mayoría de ellas racistas y antidemocráticas– es hoy una actividad en pleno auge. En la medida en que el gobierno israelí se va convirtiendo progresivamente en una asamblea de politicastros, va disminuyendo la probabilidad de que impida ponga coto a la promulgación de ese tipo de leyes. El actual gobierno, el más grande, más vil y más despreciado de toda la historia de Israel, no solo está cooperando con los miembros de la Knesset que presentan esos proyectos de ley, sino que incluso los promueve él mismo. El único obstáculo para frenar esta deriva temeraria es el Tribunal Supremo. A falta de una constitución escrita, el Tribunal Supremo ha asumido la facultad de anular leyes escandalosas que vulneren la democracia y los derechos humanos. Pero el propio Tribunal Supremo está siendo asediado por derechistas que desean destruirlo y por ello actúa con suma cautela, interviniendo únicamente en los casos más extremos. Así pues, ha surgido una situación paradójica: el Parlamento, la más alta expresión de la democracia, representa hoy por sí mismo una grave amenaza para la democracia israelí. El hombre que personifica este fenómeno más que nadie es el diputado Michael Ben-Ari, del partido "Unión Nacional", el heredero de Meir Kahane, cuya organización "Kach" ("Así") fue prohibida hace muchos años por su carácter abiertamente fascista.El propio Kahane resultó elegido diputado de la Knesset sólo una vez. La reacción de los demás diputados fue inequívoca: cuando se levantaba para hablar casi todos los demás miembros abandonaban la sala. El rabino Kahane se veía obligado a soltar sus discursos ante un puñado de colegas ultraderechistas. Hace unas semanas visité la Knesset actual por primera vez desde su elección. Fui allí para escuchar un debate sobre un tema que también me concierne: la decisión de la Autoridad Palestina de boicotear los productos procedentes de los asentamientos, una docena de años después de que Gush Shalom iniciara ese boicot. Pasé algunas horas en el edificio, y a medida el tiempo pasaba mi repugnancia iba en aumento. La causa principal fue una circunstancia de la que no me había percatado: el diputado Ben-Ari, el discípulo y admirador de Kahane, es el amo del lugar. No sólo no es un personaje extraño aislado en la periferia de la vida parlamentaria, como lo fue su mentor, sino que, por el contrario, está instalado en el mismo centro de la institución. Vi a los miembros de casi todos los demás partidos apretujándose a su alrededor en la cafetería de diputados y escuchando embelesados sus peroratas en el pleno. No hay duda de que el Kahanismo -la versión israelí del fascismo- se ha movido de los márgenes hasta el centro del escenario. Hace poco el país ha sido testigo de una escena que recordaba a las que se ven en el parlamento de Corea del Sur o de Japón.A la tribuna de oradores de la Knesset subió la diputada Hanín Zoabi, del partido nacionalista árabe Balad, y trató de explicar por qué se había unido a la flotilla de ayuda Gaza que había sido atacada por la armada israelí. La diputada Anastasia Michaeli, del partido de Lieberman, saltó de su asiento y se abalanzó hacia la tribuna soltando alaridos espeluznantes y agitando sus brazos para sacar a Hanín Zoabi de la tribuna a empellones. Otros diputados se levantaron de sus asientos para ayudar a Michaeli. Una amenazadora multitud de diputados de la Knesset se congregó en torno a la parlamentaria árabe. Sólo con mucha dificultad consiguieron los ujieres impedir que Zoabi resultara agredida físicamente. Uno de los diputados varones le gritó, con una típica mezcla de racismo y sexismo: "¡Vete a Gaza y verás lo que le hacen allí a una solterona de 41 años!"
Es imposible imaginarse un contraste mayor que el que existe entre esas dos diputadas. Mientras que Hanín Zoabi pertenece a una familia cuyas raíces se hunden en la región de Nazaret hasta varios siglos atrás, tal vez hasta la época de Jesús, Anastasia Michaeli nació en (la entonces) Leningrado. Fue elegida "Miss San Petersburgo" y luego se convirtió en modelo, se casó con un israelí, se convirtió al judaísmo y con 24 años de edad emigró a Israel, aunque conserva su nombre de pila quintaesencialmente ruso. Es madre de ocho niños. Podría ser perfectamente la Sarah Palin israelí, pues no en vano la estadounidense también fue en su día reina de belleza.
Por lo que pude ver, durante el altercado ningún diputado judío levantó un solo dedo para defender a Zoabi. Solo hubo alguna tibia protesta del Presidente de la Cámara, Reuven Rivlin, y de un miembro de Meretz, Chaim Oron*(1 N. de Trad.)
En los 61 años de su existencia jamás se había visto en la Knesset un espectáculo semejante. En un minuto la asamblea soberana se convirtió en una horda de linchamiento parlamentaria.
Uno no tiene que apoyar la ideología de Balad para respetar la impresionante personalidad de Hanín Zoabi. Habla con fluidez y de forma persuasiva, tiene títulos de dos universidades israelíes, lucha por los derechos de las mujeres dentro de la comunidad árabe-israelí y es la primera mujer miembro de un partido árabe elegida como diputada de la Knesset. La democracia israelí podría estar orgullosa de ella. Pertenece a una gran familia árabe. El hermano de su abuelo fue alcalde de Nazaret, un tío suyo fue viceministro y otro fue juez del Tribunal Supremo (de hecho, en mi primer día como diputado propuse que un miembro de la familia Zoabi fuera elegido como Presidente.)
Esta semana la Knesset decidió por amplia mayoría aprobar una propuesta de Michael Ben-Ari, apoyada por los diputados de Likud y Kadima, para despojar a Hanín Zoabi de sus privilegios parlamentarios. Incluso antes, el ministro del Interior Eli Yishai había solicitado al Asesor Jurídico del Gobierno autorización para aprobar su plan de despojar a Zoabi de la ciudadanía israelí por traición a la patria. Uno de los diputados de la Knesset le gritó: "¡No hay sitio para ti en la Knesset israelí! ¡No tienes derecho a tener un documento de identidad israelí!"
El mismo día, la Knesset emprendió acciones contra el fundador del partido de Zoabi, Azmi Bishara. En una audiencia preliminar aprobó un proyecto de ley –éste también apoyado por diputados de Likud y de Kadima- para privar a Bishara de su pensión, que debe percibir cuando renuncie a su puesto en la Knesset (en estos momentos Bishara permanece en el extranjero tras haber sido amenazado con ser procesado por espionaje.)
Los orgullosos padres de estas iniciativas, que cuentan con el apoyo masivo de Likud, de Kadima, del partido de Lieberman y de todos los partidos religiosos, no ocultan su intención de expulsar del Parlamento a todos los árabes y establecer por fin una Knesset puramente judía. Las últimas decisiones de la Knesset no son sino parte de una campaña prolongada que casi todas las semanas da lugar a nuevas iniciativas impulsadas por diputados ávidos de publicidad que saben que cuanto más racistas y antidemocráticos sean sus proyectos de ley mayor será su popularidad entre el electorado.
Tal fue la decisión adoptada por la Knesset la semana pasada para imponer como requisito para la obtención de la ciudadanía israelí la prestación de un juramento de lealtad a Israel como "Estado judío y democrático", lo que equivale a exigir a los árabes (especialmente a l@s cónyuges extranjer@s árabes de ciudadan@s árabes) su adhesión a la ideología sionista. El equivalente sería exigir a los candidatos a la ciudadanía estadounidense juramento de lealtad a los EEUU como “Estado blanco anglosajón y protestante".
Parece que esta irresponsabilidad parlamentaria no tiene límites. Hace ya mucho tiempo que se cruzaron todas las líneas rojas. Esto no afecta solo a la representación parlamentaria de más del 20% de los ciudadanos de Israel, pues existe una creciente tendencia a privar de la ciudadanía a todos los ciudadanos árabes en bloque.
Esta tendencia está relacionada con el ataque que en estos momentos se está desarrollando contra el status de los árabes de Jerusalén Oriental.
Esta semana asistí a una audiencia celebrada en el tribunal de magistrados de Jerusalén por la detención de Muhammed Abu Ter, uno de los cuatro miembros de Hamás que forman parte del Parlamento palestino de Jerusalén. La audiencia se celebró en una pequeña habitación con capacidad para solo una docena de espectadores. Conseguí entrar con grandes dificultades.
Tras haber sido elegidos en elecciones democráticas en cumplimiento de la obligación explícita aceptada por Israel en el marco del acuerdo de Oslo de permitir a los árabes de Jerusalén Este participar en las elecciones, el gobierno israelí anunció que el status de "residencia permanente" del señor Abu Ter había sido revocado.
¿Qué significa eso? Cuando en 1967 Israel se "anexionó" Jerusalén Este, lo último que quería el gobierno israelí era otorgar la ciudadanía israelí a los habitantes [árabes de la Jerusalén anexionada], pues tal cosa habría aumentado significativamente el porcentaje de votantes árabes en Israel. Tampoco se tomaron la molestia de inventarse un nuevo status para ellos. A falta de otras alternativas, los habitantes [de la Jerusalén ocupada] se convirtieron en "residentes permanentes", un estatuto pensado originalmente para los extranjeros que desean permanecer en Israel. El Ministro del Interior tiene la facultad de revocar esta situación y de deportar a esas personas a sus países de origen.
Evidentemente, esta definición de "residentes permanentes" no debería aplicarse a los habitantes de Jerusalén Oriental. Ellos y sus padres nacieron en Jerusalén, no tienen otra nacionalidad ni otro lugar de residencia. Si se les revoca su condición se los convierte políticamente en personas sin hogar y carentes de toda protección.
Los abogados del Estado israelí argumentaron ante el tribunal que al cancelársele su estatuto de "residencia permanente" Abu Ter se había convertido en una “persona ilegal" cuya negativa a abandonar la ciudad es motivo suficiente para someterlo a detención ilimitada.
(Unas horas antes el Tribunal Supremo resolvió sobre nuestra petición relativa a la investigación del incidente de la flotilla de Gaza. Ganamos una victoria parcial pero significativa: por primera vez en su historia el Tribunal Supremo accedió a intervenir en un asunto relativo a una comisión de investigación. El tribunal decidió que si la comisión requiere el testimonio de oficiales militares y el gobierno trata de impedir la comparecencia de éstos, el tribunal intervendrá.)
Quien pretenda engañarse a sí mismo creyendo que la turba parlamentaria va a perjudicar “sólo a árabes”, está muy equivocado. La única pregunta es: ¿quién será el siguiente?
Esta semana la Knesset dio la primera lectura a un proyecto de ley destinado a imponer severas sanciones a cualquier israelí que propugne un boicot a Israel en general, y a empresas, universidades y otras instituciones israelíes –asentamientos incluidos– en particular. Cualquier institución [de las mencionadas que haya sido objeto de un llamamiento al boicot] tendrá derecho a una indemnización de 5.000 dólares de parte de cada uno de los convocantes al boicot.
Un llamamiento al boicot es una forma de expresión democrática. Personalmente estoy en contra de un boicot generalizado contra Israel, pero (siguiendo a Voltaire) estoy dispuesto a luchar para que todo el mundo tenga derecho a propugnarlo. El verdadero objetivo del proyecto de ley es, por supuesto, proteger los asentamientos: está diseñado para disuadir a aquellos que llaman a boicotear los productos procedentes de los asentamientos construidos en los territorios palestinos ocupados, fuera de las fronteras del Estado israelí. Eso me hace a mí a mí y a mi amigos posibles víctimas [de las sanciones derivadas de la aplicación de esa ley].
Desde su fundación Israel no ha cesado de proclamar con jactancia ser la "única democracia de Oriente Medio". Esa es la joya de la corona de la propaganda israelí. La Knesset es el símbolo de esa democracia.
Parece que la horda parlamentaria que se ha hecho con el control de la Knesset está resuelta a destruir esa imagen de una vez por todas para que Israel encuentre por fin su propio sitio entre Libia, Yemen y Arabia Saudita.
(1) Nota del Traductor Carlos Braverman: Rivlin se abstuvo de votar diciendo que era competencia de la Fiscalía General del Estado el tema en tratamiento. En cuanto a Meretz no sólo Oron, también Ilan Gilón se manifestó contrario a la voluntad genralizada contra la diputada, Meretz cuenta con tres representantes . Me gusta aclarar los temas con exactitud, no digo que el relato es erróneo pero faltan estos datos en la nota, Agrego que el caso de Bishara es otra historia, que debe tratarse más detenidamente y no en una sóla línea. Pero a mi entender la nota refleja una lamentable situación de crisis en nuestra democracia y en sus instituciones que debemos superar.
Carlos Braverman

El nuevo antimilitarismo se llama Wikileaks por Comunes


Wikileaks, la web que puso a EEUU en aprietos
La Inteligencia estadounidense la considera "un riesgo para el ejército". Desde su nacimiento en 2006 se ha enfrentado a un centenar de juicios
En marzo de este año, el equipo de Wikileaks puso en un aprieto a Estados Unidos con la publicación de un vídeo que mostraba el asesinato de 12 civiles en Irak, entre ellos un cámara de Reuters, desde un helicóptero Apache. Por eso no es de extrañar que la Inteligencia estadounidense describiera a esta web en un informe como "un riesgo para el Ejército". Lo que no se esperaban en el Pentágono es que dicho documento secreto apareciera colgado a los pocos días en la propia Wikileaks, presentado por su fundador, el australiano Julian Assange.
La web nació en 2006 definiéndose como "un servicio público cuyo objetivo es proteger a informantes, periodistas y activistas" que quieran publicar material sensible, y se financia con donaciones independientes.
En febrero estuvo a punto de cerrar por falta de fondos, pero tras la publicación del vídeo sobre Irak, su valor se ha multiplicado.
Acumula en la actualidad más de un millón de documentos oficiales y secretos, la mayoría sobre EEUU, que se albergan en servidores de varios países cuya legislación asegura la integridad de los informantes. Assange sabe que esa es la clave de su labor. Mientras consigan seguir protegiendo a sus fuentes y publicar informes cuya veracidad esté asegurada, los medios confiarán en ellos. Y, lo que es más importante, la Justicia no podrá hacer nada para impedirlo. Desde su aparición se enfrentaron a un centenar de juicios, pero por el momento no han perdido ninguno.
AI cree que las filtraciones a ’Wikileaks’ revelan la falta de rendición de cuentas sobre víctimas civiles
Amnistía Internacional (AI) considera que los más de 92.000 documentos secretos publicados por la página de Internet ’Wikileaks’, que contendrían pruebas sobre posibles crímenes de guerra del Ejército estadounidense en Afganistán, demuestran que la OTAN no tiene un sistema "claro y unificado" de rendición de cuentas sobre las víctimas civiles de la guerra de Afganistán.
"La sensación que surge de los datos filtrados sobre víctimas civiles es que los responsables de la OTAN no conocen con exactitud lo que ocurre sobre el terreno", declaró el director de Amnistía Internacional para Asia-Pacífico, Sam Zarifi.
"Las notas del Ejército confirman las preocupaciones que desde hace tiempo tiene Amnistía Internacional, que no existe un sistema constante ni coherente de rendición de cuentas sobre víctimas civiles", añadió.
Las filtraciones revelan, según AI, que las víctimas civiles no se registran ni se investigan adecuadamente y que la coordinación entre las distintas fuerzas nacionales en lo referente a estos incidentes es pobre incluso a la hora de investigar estos hechos.

McCHRYSTAL FRENTE A PETRAEUS

Asimismo, recuerda AI, la documentación demuestra que las nuevas normas impuestas en junio de 2009 por el anterior comandante de las fuerzas de la OTAN, el general estadounidense Stanley McChrystal, habían permitido mejorar la supervisión de este tipo de incidentes.
No obstante, advirtió la organización, desde que el general McChrystal fue cesado el pasado mes de junio por el presidente norteamericano, Barack Obama, su sucesor, el general estadounidense David Petraeus, ha sido presionado por miembros del Ejército para que suavice las restricciones impuestas por su antecesor con el objetivo de proteger a los civiles.
"Estas filtraciones deberían animar al mando de la OTAN a redoblar la protección de los civiles", advirtió Sam Zarifi. "Las muertes deben ser investigadas de forma transparente, sistemática y coherente por parte de todas las fuerzas presentes en Afganistán, a fin de aportar justicia y compensación a las víctimas y a las familias", agregó.
"Las filtraciones demuestran también que los talibán son los responsables de la mayoría de las violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos y de las leyes de la guerra en este conflicto, pero ello no excusa a las fuerzas de la OTAN de su responsabilidad de proteger a los civiles", concluyó.

LAS FILTRACIONES

’Wikileaks’, que publica documentos filtrados con contenido delicado sobre cuestiones gubernamentales, religiosas o corporativas, obtuvo más de 92.000 documentos secretos referentes a las acciones del Ejército estadounidense durante la guerra en Afganistán. El fundador de la web, Julian Assange, declaró ayer lunes que los documentos militares estadounidenses contienen pruebas de posibles crímenes de guerra que deben ser investigados de "forma urgente" y acusó a las fuerzas norteamericanas de encubrir las bajas civiles.
El Gobierno estadounidense ha criticado la publicación de este material, una de las mayores filtraciones en la historia militar de Estados Unidos, y ha advertido de que podría poner en peligro la seguridad nacional. Asimismo, el Pentágono anunció que está revisando la filtración de los documentos y que le llevará "días sino semanas" evaluar los posibles daños provocados por este hecho.

martes, 27 de julio de 2010

Gracias a los críticos. Ed. Haaretz- Trad. Carlos Braverman


Original: http://www.haaretz.co.il/hasite/spages/1181669.html
Haaretz Editorial del 27 de julio 2010
El tercer informe de Israel en respuesta al de Goldstone, que fue presentado ante las Naciones Unidas la semana pasada, consiste en cambios y actualizaciones en las órdenes permanentes de la Fuerzas de Defensa israelíes tras la Operación Plomo Fundido.
El ejército restringe el uso de bombas de fósforo blanco en el futuro, crea criterios de razones humanitarias que guíen a cada batallón y actualiza sus directrices sobre la protección de los civiles y sus propiedades durante la guerra.
Tras interrogar a 500 oficiales, examinar más de 150 denuncias, 47 de la Policía Militar, las investigaciones que han generado una serie de acusaciones - entre ellos uno por homicidio y uno por usar a un niño como escudo humano - la propia pericia de la IDF ha terminado.
Al principio, el ejército israelí insistió que todo en la operación había sido válido, que el fósforo blanco o escudos humanos no habían sido utilizadas de manera ilegal, que los civiles no fueron asesinados sin razón alguna y no hubo destrucciones innecesarias. Ahora el ejército se ve obligado a desmentirse, las investigaciones no se habrían llevado a cabo si no hubiera sido por el informe Goldstone, los aportes de los grupos de derechos humanos y la cobertura en los medios de comunicación israelíes e internacionales.
Ahora, cuando resulta que la crítica tenía mucho de cierto, es hora de dar las gracias a los censores locales e internacionales por obligar a las FDI a examinar los hechos por sí misma y modificar sus procedimientos. Aunque no todos los cargos de Richard Goldstone eran sólidos y válidos, algunos de ellos sin duda parece que sí lo son.
Es lamentable que tanto tiempo fuera desperdiciado en negaciones falsas. También es dudoso el hecho que las FDI se investiguen por sí misma.
Por lo tanto, después de la campaña de incitación pública (algunos de ellos a cargo de la portavoz de las FDI) en contra de los críticos, el ejército israelí haría bien en retractarse y admitir que la desaprobación cívica le ayudó a redactar de nuevo el código de ética con el que actuará de ahora en adelante. Más vale tarde (y poco) que nunca. El alto mando también tiene que salir ahora en contra de las denuncias formuladas recientemente por funcionarios para ser investigados. Estas investigaciones también forman parte de una posible conducta de las FDI en el futuro. Las investigaciones tardías de las FDI y la voluntad de cambiar sus directrices es una lección importante para el liderazgo político. Es mejor mostrar apertura y cooperación con los comités internacionales, que luego aceptar por lo menos algunas de sus demandas bajo presión.
El Primer Ministro Benjamin Netanyahu y el ministro de Defensa, Ehud Barak deben considerar esta lección en su respuesta a las investigaciones internacionales sobre el asunto de la flotilla turca.

lunes, 26 de julio de 2010

Un proyecto de ley


Miembros de la Knesset, de un amplio espectro que abarca desde el centro a la derecha más radicalizada, firmaron un proyecto de ley.
El proyecto dice: el boicot a los productos de los asentamientos, es equivalente al
boicot a los del Estado de Israel y se procederá en consecuencia.
Una ley así redactada, donde se da a entender que los asentamientos e Israel son una misma cosa, es posible que intensifique el boicot en todo el mundo.
De Gush Shalom

domingo, 25 de julio de 2010

Europa, ¿crisis y final? por Étienne Balibar


http://dedona.wordpress.com/2010/05/29/europa-%C2%BFcrisis-y-final-etienne-balibar/
http://dedona.wordpress.com/2010/05/29/europa-%C2%BFcrisis-y-final-etienne-balibar/
Ofrezco aquí, para la reflexión y la discusión, algunas tesis sobre la situación europea inspiradas por los acontecimientos del último mes y concluidas provisionalmente el 21 de mayo de 2010.

1. La crisis no ha hecho más que comenzar.

En el transcurso de pocas semanas hemos visto revelarse la ocultación de la deuda griega con ayuda de Goldmann Sachs, el anuncio del Gobierno de Papandreu de la posibilidad de una falta de pago de los nuevos intereses de su deuda multiplicados brutalmente, la imposición a Grecia de un plan de austeridad salvaje en contrapartida del préstamo europeo; después la «rebaja de calificación» de España y Portugal, la amenaza del estallido del euro, la creación del fondo de socorro europeo de 750 .000 millones (a petición, sobre todo, de Estados Unidos), la decisión del Banco Central Europeo (en contra de sus estatutos) de rescatar deudas soberanas y la adopción de políticas de austeridad en una decena de países. Esto no es más que el principio, pues estos nuevos episodios de una crisis abierta hace dos años por el hundimiento del crédito inmobiliario estadounidense anuncian otros. Demuestran que el riesgo de crac persiste, o incluso se incrementa, alimentado por la existencia de una masa enorme de bonos «basura», acumulada durante el decenio precedente por el consumo a crédito, la titularización de las pólizas de seguro y la conversión de los créditos default swaps en productos financieros objetos de especulación a corto plazo. La «mona» (1) de los créditos dudosos sigue circulando y los Estados corren tras ella. La especulación se dirige ahora a las monedas y a las deudas públicas. Sin embargo el euro constituye hoy el eslabón débil de esta cadena, y Europa con él. Las consecuencias serán devastadoras.

2. Los griegos tienen razón para rebelarse.

Primer efecto de la crisis y del «remedio» que se le ha aplicado: la cólera de la población griega. ¿Se equivocan rechazando sus «responsabilidades»? ¿Tienen razón cuando denuncian un «castigo colectivo»? Independientemente de las provocaciones criminales que la han manchado, esta cólera se justifica por tres razones al menos. La imposición de la austeridad se ha acompañado de una estigmatización delirante del pueblo griego, considerado culpable de la corrupción y de las mentiras de su clase política que (como en otras partes) aprovechan ampliamente los más ricos (en particular mediante la evasión fiscal). Esta imposición ha pasado, una vez más (¿demasiadas veces ya?), por la revocación de los compromisos electorales del gobierno sin ningún debate democrático. Finalmente, se ha visto a Europa aplicar en su propio seno, no procesos de solidaridad, sino las reglas leoninas del Fondo Monetario Internacional, cuyo objetivo es proteger los créditos de los bancos, pero anuncian una recesión del país sin fin previsible. Los economistas están de acuerdo en pronosticar sobre estas bases una «falta» segura del Tesoro griego, un contagio de la crisis y una explosión de las tasas de paro, sobre todo si las mismas reglas se aplican a otros países virtualmente en quiebra según las «calificaciones» del mercado, como lo reclaman ruidosamente los partidarios de la «ortodoxia».

3. La política que no dice su nombre.

En el «rescate» de la moneda común, con los griegos como primeras víctimas (pero no serán las últimas), las modalidades que prevalecen hasta hoy (impuestas sobre todo por Alemania) anteponen, prioritariamente, la generalización de la «austeridad» presupuestaria (inscrita en los tratados fundadores, pero nunca aplicada realmente), y secundariamente la necesidad de una «regulación» –muy moderada– de la especulación y de la libertad de los hedge funds (ya evocada tras la crisis de las subprimes y las quiebras bancarias de 2008). Los economistas neokeynesianos añaden a estas exigencias una más: avanzar hacia el «gobierno económico» europeo (especialmente la unificación de las políticas fiscales), incluso en cuanto a los planes de inversión elaborados en común. Pues sin estas medidas, afirman, el mantenimiento de una moneda única sería imposible.

Éstas son, obviamente, propuestas íntegramente políticas (y no técnicas). Se inscriben en las alternativas que deberían debatir los ciudadanos, pues sus consecuencias serán irreversibles para la colectividad. Ahora bien, el debate está sesgado por la ocultación de tres datos esenciales :

- La defensa de una moneda y su utilización coyuntural (apoyo, desvalorización) conllevan o bien un sometimiento de las políticas económicas y sociales a la omnipotencia de los mercados financieros (con sus «calificaciones» que se autorrealizan y sus «veredictos» supuestamente inapelables), o bien un incremento de la capacidad de los Estados (y más generalmente de la potencia pública) a la hora de limitar su inestabilidad y privilegiar los intereses a largo plazo sobre los beneficios especulativos. Es una cosa o la otra.

- Bajo el pretexto de una armonización relativa de las instituciones y de una garantía de ciertos derechos fundamentales, la construcción europea en su forma actual, con las fuerzas que la orientan, ha favorecido sin cesar la divergencia de las economías nacionales que teóricamente debía paliar en el seno de una zona de prosperidad compartida: unos dominan, otros son dominados, ya sea en términos de porciones de mercado, ya sea en términos de concentración bancaria, ya sea transformándolos en subcontratistas. Los intereses de las naciones se vuelven contradictorios aunque los pueblos no lo pretendan.

- El tercer pilar de una política keynesiana generadora de confianza, además de la moneda y de la fiscalidad, esto es la política social, la búsqueda del pleno empleo y la extensión de la demanda por el consumo popular se silencia sistemáticamente, incluso por parte de los reformistas. A propósito, sin duda.

4. ¿A qué tiende la globalización?

¿Para qué, por cierto, reflexionar y debatir en torno al futuro de Europa o de su moneda (de la que varios grandes países se mantienen a distancia: Gran Bretaña, Polonia, Suecia), si no se toman en cuenta las tendencias reales de la globalización? La crisis financiera, si su gestión política permanece fuera de alcance de los pueblos y de los gobiernos concernidos, va a aportarles una formidable aceleración. ¿De qué se trata? En primer lugar, del paso de una forma de competencia a otra: de los capitales productivos a los territorios nacionales a los que cada uno, a golpe de exenciones fiscales y de disminución del valor del trabajo, trata de atraer más capitales flotantes que su vecino. Es evidente que el futuro político, social y cultural de Europa, y de cada país en particular, depende de la cuestión de saber si Europa constituye un mecanismo de solidaridad y de defensa colectiva de sus poblaciones contra el «riesgo sistémico», o al contrario (con el apoyo de ciertos Estados, momentáneamente dominantes, y de sus opiniones públicas) un marco jurídico para intensificar la competencia entre sus miembros y sus ciudadanos. Pero se trata también, más generalmente, de la manera en que la globalización está cambiando radicalmente la división del trabajo y la distribución de los empleos en el mundo: en esta reestructuración que invierte los papeles del Norte y de Sur, del Oeste y del Este, un nuevo incremento de las desigualdades y de las exclusiones en Europa, la reducción de las clases medias, la disminución de los empleos cualificados y de los servicios públicos universales, ya están por así decirlo programados. Las resistencias a la integración política como pretexto de defensa de la soberanía nacional no pueden sino agravar las consecuencias para la mayor parte de las naciones y precipitar el retorno (muy avanzado ya hoy) de los antagonismos étnicos que Europa pretendía superar definitivamente. Pero inversamente, está claro que no habrá integración europea «por arriba», en virtud de un mandato burocrático, sin progreso democrático en cada país y en todo el continente.

5. Nacionalismo, populismo, democracia: ¿dónde está el peligro?, ¿dónde el recurso?

¿Se trata del fin de la Unión Europea, esa construcción cuya historia comenzó hace 50 años sobre la base de una vieja utopía y cuyas promesas no se han cumplido? No tengamos miedo de decirlo: sí, insoslayablemente, a mayor o menor plazo y no sin algunas violentas sacudidas previsibles, Europa está muerta como proyecto político, a no ser que logre refundarse sobre nuevas bases. Su estallido entregaría aún más a los pueblos que hoy la componen a los azares de la globalización, como cadáveres flotando a la deriva. Su refundación no garantiza nada, pero le da algunas oportunidades de ejercer una fuerza geopolítica, para su beneficio y el de los demás, a condición de que se atreva a afrontar los inmensos desafíos de un federalismo de tipo nuevo. Estos desafíos se llaman: potencia pública comunitaria (distinta a la vez de un Estado y de una simple «gobernanza» de los políticos y de los expertos), igualdad entre las naciones (contra los nacionalismos reactivos, tanto el del «fuerte» como el del «débil») y renovación de la democracia en el espacio europeo (contra la «des-democratización» actual, favorecida por el neoliberalismo y por «el estatismo sin Estado» de las administraciones europeas, colonizadas por la casta burocrática, que están también en buena parte en el origen de la corrupción pública).

Habría sido necesario admitir esta evidencia desde hace mucho: no habrá avance hacia el federalismo que se nos reclama hoy y que es en efecto deseable, sin un avance de la democracia más allá de sus formas existentes, y especialmente una intensificación de la intervención popular en las instituciones supranacionales. ¿Esto quiere decir que para revertir el curso de la historia, sacudir los hábitos de una construcción sin aliento, hace falta ahora algo así como un populismo europeo, un movimiento convergente de las masas o una insurrección pacífica donde se expresen a la vez la cólera de las víctimas de la crisis contra aquéllos que sacan provecho de ella (e incluso la mantienen), y la exigencia de un control «por abajo» de las transacciones entre finanzas, mercados y política de los Estados? Sí, sin duda, pues no hay otro nombre para la politización del pueblo, pero a condición –si se quieren conjurar otras catástrofes– de que se instituyan serios controles constitucionales y que renazcan fuerzas políticas, a escala europea, que hagan prevalecer en el seno de este populismo «post-nacional» una cultura, un imaginario e ideales democráticos intransigentes. Hay un riesgo, pero es menor que el de lejar libre curso a los diversos nacionalismos.

6. ¿La Izquierda en Europa? ¿Qué «izquierda»?

Este tipo de fuerzas constituyen lo que tradicionalmente, en este continente, se llamaba la Izquierda. Pero ésta también padece un estado de quiebra política: nacionalmente, internacionalmente. En el espacio que cuenta de ahora en adelante, atravesando las fronteras, ha perdido toda capacidad de representación de las luchas sociales o de la organización de los movimientos de emancipación, se ha unido mayoritariamente a los dogmas y a los razonamientos del neoliberalismo. De ahí que se haya desintegrado ideológicamente. Aquéllos que la encarnan no son más que los espectadores, y a falta de audiencia popular, los comentadores impotentes de una crisis a la que no proponen ninguna respuesta propia colectiva: nada tras el crac financiero de 2008, nada tras la aplicación a Grecia de las recetas del FMI (denunciadas sin embargo vigorosamente en otros lugares y otros tiempos), nada para «salvar al euro» de otro modo que sobre las espaldas de los trabajadores y consumidores, nada para reactivar el debate sobre la posibilidad y los objetivos de una Europa solidaria…

¿Qué ocurrirá, en estas condiciones, cuando entremos en nuevas fases de la crisis, todavía por venir? ¿Cuando las políticas nacionales cada vez más securitarias se vacíen de su contenido (o de su excusa) “social”? Habrá movimientos de protesta, sin duda, pero aislados, desviados eventualmente hacia la violencia o recuperados por la xenofobia y el racismo ya galopantes, produciendo a fin de cuentas más impotencia y más desesperación. Y sin embargo la derecha capitalista, si no permanece inactiva, está dividida potencialmente en estrategias contradictorias: lo hemos visto a propósito de los déficits públicos y de los planes de reactivación, lo veremos todavía más cuando la existenica de las instituciones europeas se ponga en juego (como lo prefigura tal vez la evolución británica). Habrá entonces una ocasión que no dejar escapar, una brecha que abrir. Bosquejar y debatir sobre lo que podría ser, sobre lo que debería ser una política anticrisis a escala de Europa, definida democráticamente, caminando sobre sus dos piernas (el gobierno económico y la política social), capaz de eliminar la corrupción y de reducir las desigualdades que la mantienen, de reestructurar las deudas y de promover los objetivos comunes que justifiquen las transferencias entre naciones solidarias unas con otras, tal es en todo caso la función de los intelectuales progresistas europeos, ya quieran ser revolucionarios o reformistas. Y nada puede excusarles si no la cumplen.

(1) Juego de cartas en el que se reparte un número impar de naipes con los que hay que formar parejas. Quien se queda al final con la carta impar pierde el juego.

Fuente: http://www.mediapart.fr/club/blog/etienne-balibar/240510/europe-crise-et-fin

http://dedona.wordpress.com/2010/05/29/europa-%C2%BFcrisis-y-final-etienne-balibar/

sábado, 24 de julio de 2010

Transfeminismo: ¿sujetos o vida en común? por Silvia L. Gil y Amaya P. Orozco


Entiendo que este es buen artículo, que sintetiza muchas cuestiones fundamentales para entender la política de hoy: el sujeto político de nuestro tiempo, la democracia radical, la justicia distributiva, los movimientos resistentes, el cambio a partir de la identidades de transformación y un número amplio de temas dentro de las ciencias políticas actuales.
Importante es su contribución a identificar el sujeto del cambio y la articulación de lo universal y particular en el hacer política, contribuye también a definir la construcción de los espacios de transformación en la sociedad civil.
Desde una óptica postmarxista no omite la democracia radical como agonal en la resolución de conflictos y fundamentalmente nos recuerda que las clases sociales existen aún, siguen vigentes en la cuestión social y no pueden ser obviadas, cosa que muchos analistas parecen olvidar.
Carlos Braverman

En las Jornadas Feministas Estatales de diciembre de 2009, en Granada, el transfeminismo se planteó como un concepto transformador. Este nuevo texto enriquece el debate sobre su significado y las dudas que plantea, para crear herramientas de construcción política de lo común.
Con este artículo queremos contribuir al debate desde la posición de que necesitamos herramientas para construir políticas de lo común, y que es momento de replantearnos el feminismo/los feminismos/el transfeminismo, como quiera que lo llamemos.

La potencia

Mientras el feminismo ha centrado su lucha en la desigualdad entre hombres y mujeres, el transfeminismo nombra un espacio transfronterizo habitado por diferentes sujetos para quienes las categorías clásicas de hombre o mujer se quedan estrechas, sin espacio para quienes no se adaptan a la norma. El sexo, la orientación sexual, el género, la clase social y la procedencia se entrelazan profundamente, dando lugar a lo que conocemos como la identidad, absolutamente singular, de cada persona.
La apuesta central del transfeminismo nos recuerda que es imposible reducir esta multiplicidad a una única categoría ‘mujer’ y que sin embargo es posible rastrear las marcas comunes del poder (hetero)patriarcal. A nuestro juicio, la lucha transfeminista a día de hoy tiene dos grandes virtudes. Por un lado, poner en el centro del debate las inquietudes cotidianas de las personas transexuales –marginación, identidad sexual, despatologización– y, desde ahí, permitirnos ir más lejos que nunca en la pregunta de “qué es ser mujer” o “qué es ser hombre”, cuestionando qué sentido tienen la feminidad y la masculinidad si no queremos que sean formas de vida impuestas, jerárquicas y monolíticas.
Por otro lado, reconstruir el campo de derechos de las personas LGTBQ (lesbiana, gay, transexual, bisexual, queer) migrantes, rompiendo con los estereotipos que identifican diversidad sexual exclusivamente con mundo occidental y visibilizando la experiencia de doble o triple discriminación en las ciudades globales: al estigma se suman los controles policiales y detenciones por extranjería; y a las dificultades económicas, el peligro de exclusión laboral por orientación sexual o transexualidad/transgenerismo o las dos cosas.

Las dudas

La potencia de las luchas de transformación está en su capacidad para generar cambios en nuestras vidas y conectar con nuestras inquietudes vitales. Nombrar malestares y resistencias es parte clave de los cambios a veces, pero no siempre. En este sentido el transfeminismo nos genera dudas: ¿Está recogiendo una resistencia existente o está imponiendo un nombre, pronunciado en fuerte conexión con ámbitos académicos? ¿Incluye la experiencia diversa que diferentes sujetos hacen del mundo hoy, más allá de quienes previamente se identifican con el transfeminismo?
Estamos en una encrucijada: podemos construir prácticas transfeministas que pongan en el centro inquietudes de la vida cotidiana, evidenciando las conexiones entre formas de opresión o vivencias que pensábamos escindidas. Esto es muy potente. O podemos enfatizar la definición de un espacio transfeminista a partir de complejas discusiones teóricas y con el uso de un lenguaje muy poco comunicable. Y esto funciona en sentido contrario: construyendo un dentro del transfeminismo –especie de vanguardia política– y un fuera del mismo.
El énfasis en el nombre le ha hecho gozar de cierto aire de superación del feminismo, oponiendo el llamado movimiento feminista clásico (MFC) al transfeminismo. Es obvia la existencia de profundas diferencias en la forma de hacer política de los distintos feminismos, incluso entre los ‘feminismos críticos’, y hay un gran debate sobre la conveniencia de mantener la unidad del feminismo cuando ésta ha de construirse sobre la nada, porque no tenemos nada común que decir. Pero ¿confrontar un supuesto MFC con un supuesto transfeminismo es la mejor forma de abordar estos debates inaplazables? Al polarizar las posiciones invisibilizamos las diferencias dentro del propio feminismo y englobamos todos los feminismos dentro de una única definición, haciendo de él un ente estático y sólido, negándolo como un proceso abierto, complejo y en constante revisión.
El “feminismo que ya no queremos” es el feminismo blanco, burgués y heterosexual. Sin embargo, ¿hasta qué punto esta interpretación de lo que es el feminismo está importada del contexto anglosajón y se corresponde con la realidad del feminismo en el Estado español?
Movimiento que no puede ser tildado de burgués porque el componente de clase ha sido eje fundamental a lo largo de su historia, con la importante presencia de trabajadoras y mujeres de las barriadas. Un movimiento en el que las lesbianas han sido protagonistas, sobre todo en la década de los ‘80, y con el que las mujeres transexuales dialogan desde los años ‘90. De todas las pegas a ese feminismo, se nos resiste el fenómeno de la academización; sin embargo, éste atañe tanto al feminismo como al transfeminismo y la teoría queer.

Reconstruyendo espacio común

Para nosotras la cuestión no es tanto el tipo de sujeto que enuncia problemas, sea el feminista o el transfeminista, sino el propio hecho de enunciar, el qué y el cómo. Superar la política de la identidad –de los sujetos únicos o múltiples que también acaban siendo únicos– implica cambiar la óptica y dar cuenta de las situaciones que, aun ocupando diferentes posiciones, nos afectan de manera común. Implica desplazar la mirada de los sujetos a la vida que vivimos todxs. Cuando la lógica social nos hace una invitación forzosa a vivir aisladamente, cuando la vida se privatiza y el sentido compartido de lo que ocurre desaparece, ¿cómo revertir su curso, recuperar la capacidad de hacer relatos de nuestra vida en primera persona, reconstruyendo los problemas comunes que habitamos desde lugares distintos?
No se trata de construir ristras de sujetos –trans, maribolleras, precarixs, migrantes, negras, putas–, ni de hacer un mero sumatorio de reivindicaciones –transfeministas + anticapitalistas + antirracistas–, sino de reconstruir el espacio común, más allá de los muros que bordean nuestros entornos políticos conocidos, creando alianzas desde la discusión de qué tienen que ver nuestras realidades precarias y qué conflictos hay, porque las precariedades ni son iguales ni son igualmente intensas. Nos preguntamos, por ejemplo, si el transfeminismo se suma a las críticas al capitalismo y la Europa fortaleza o si obliga a cambiar postulados de esos discursos. ¿Cuáles, más allá de una apostilla al final del manifiesto?
A veces se reclama el feminismo como un nombre vacío; no podemos hablar de prostitución, ni de lesbianismo, ni del velo, porque sabemos que tenemos fuertes debates, y en aras de la unidad los solapamos. Otras veces se nos impone un nombre monolítico que encierra un contenido férreo que no podemos cuestionar si no queremos ser acusadas de herejes. Ante esta situación lo crucial es preguntarnos cuál es el contenido de nuestra lucha y con quién la luchamos. Ponerle –¿otro?– nombre puede ser útil. Pero aferrarnos al nombre puede hacer que la lucha, o las luchas, pierdan toda la potencia de pensarse en situación y junto a otrxs.

Silvia L. Gil y Amaya P. Orozco son activistas feministas

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Transfemisnismo-sujetos-o-vida-en.html

viernes, 23 de julio de 2010

Reflexiones sobre el presente y futuro de la izquierda con Paco Piniella


El amigo Paco Piniella publicó dos interesantes reflexiones que comienzan así:
“Recientemente se han cruzado varios artículos y comentarios en blogs que me parecen interesante analizar en una cálida tarde de verano como esta. Hablo del artículo de Sami Nair "La impotencia de la Izquierda", y de los comentarios de Juan Torres y Carlos Martínez, compañeros de ATTAC. Fundamentalmente se trata de ver cuál es la salida política a la Crisis desde la Izquierda, y sobre todo desde qué Izquierda.”
Invito a su lectura pues me parece un tema muy meritorio, adjunto las direcciones y mis comentarios.
http://piniella.blogspot.com/2010/07/el-piolet-que-nos-divide-1.html
http://piniella.blogspot.com/2010/07/el-piolet-que-nos-divide-2_20.html

Querido Paco:
El tema que elegiste es muy oportuno y complejo.
Tú sabes que siempre comparto con Bobbio el axioma que izquierda es igualdad de oportunidades, complementado con Rawls que dice es hacer efectivas las capacidades de realización de los ciudadanos. Cuestión que va más lejos que las condiciones de realización, o sea convertir estas en factibles y claras.
Pueblo es un concepto que se redefine constantemnete, así que el primer punto es determinar quien es el sujeto político, el segundo punto no meta-teórico, es como dije en varias oportunidades tener un programa económco viable progresista.
Pero el tercer punto, es quien debe ser el actor político o los actores políticos. Ahí veo mucha crítica al Psoe de Zapatero, críticas que no comparto, él definió muy bien en su momento este esquema para la revalorización del ciudadano como actor social y político en una época de transnacionalización, globalización y pérdida de la entidad Estado bajo esquemas neocon, amplió así lo máximo posible las identidades de la participación y el cambio, ofreció un discurso que sumó actores y no llegó al sofisma de las sumas que restan.
Falta ahora una nueva vuelta de tuerca, que alejen fantasías como la "izquierda de la izquierda" y otras variedades, que bien dices terminan reduciendo las posibilidades de poder y de cambio.
Conversé contigo varias veces sobre mi situación local, donde planteo "el otro Israel", el que hoy no es parte de los discursos oficiales y no está suficientemente incluido en las tramas y entretejidos societarios, con mucho de postmarxismo según algunas críticas que recibo, para mí siempre hay que redefinir los Bloques Históricos y las Hegemonías.
Adelante con el debate Paco y un abrazo. Espero expectante tu parte II, como en las sagas fílmicas debe haber tres partes. I La propuesta de debate, II El retorno del debate y III El debate: la leyenda continúa.


Querido amigo Paco, reitero parte de mi intervención anterior:
“Tú sabes que siempre comparto con Bobbio el axioma que izquierda es igualdad de oportunidades, complementado con Rawls que dice es hacer efectivas las capacidades de realización de los ciudadanos. Cuestión que va más lejos que las condiciones de realización, o sea convertir estas en factibles y claras.
Pueblo es un concepto que se redefine constantemente, así que el primer punto es determinar quién es el sujeto político, el segundo punto no meta-teórico, es como dije en varias oportunidades tener un programa económico viable progresista.
Pero el tercer punto, es quien debe ser el actor político o los actores políticos. Ahí veo mucha crítica al Psoe de Zapatero, críticas que no comparto, él definió muy bien en su momento este esquema para la revalorización del ciudadano como actor social y político en una época de transnacionalización, globalización y pérdida de la entidad Estado bajo esquemas neocon, amplió así lo máximo posible las identidades de la participación y el cambio, ofreció un discurso que sumó actores y no llegó al sofisma de las sumas que restan.
“Conversé contigo varias veces sobre mi situación local, donde planteo "el otro Israel", el que hoy no es parte de los discursos oficiales y no está suficientemente incluido en las tramas y entretejidos societarios, con mucho de postmarxismo según algunas críticas que recibo, para mí siempre hay que redefinir los Bloques Históricos y las Hegemonías”.
Este último párrafo es oportuno en relación al comentario del compañero de Attac y remite a la importancia de la sociedad civil y los movimientos alternativos de gestión y control,
Tema que va directo al concepto de gobernanza y sociedad civil, cuestión que abordé en Sevilla el año pasado.
En esto el espacio público es la piedra fundamental en la formación de las mayorías.
De acuerdo a Habermas es un espacio simbólico, que se construye con los entrecruzamientos discursivos, con valores actitudinales múltiples, con los enfrentamientos y concordancias de estos.
Es el entretejido que contextúa a todos los ciudadanos, legitimando su posición de tales emancipados así, de los discursos e ideologías predominantes.
En el concepto neomodernista, es importante reforzar esta categoría pues de ahí surge la posibilidad ampliatoria de las representatividades y las inclusiones de colectivos, que no necesariamente se están expresando a través de los partidos políticos.
También sea dicho de paso, no parece que el partido político, haya aún encontrado la forma adecuada de lograr este propósito.
Ese espacio debe ser ampliado, reforzado y sostenido, en tanto categoría capaz de generar “contra hegemonía” y potencializar la dinámica democrática.
Tras este largo comentario politológico resumo: si yo fuera español reforzaría el Psoe y sumaría desde estas perspectivas que comenté, para mí hay mucho espacio y tiempo todavía, los partidos deben saber articular estos movimientos de la sociedad civil y enhebrar un discurso coherente que los sume y no lo coopte.
Un saludo y tú sabes que tratándose de mí hablo y escribo mucho, disculpa por el espacio utilizado.
Carlos Braverman
Israel- Tel Aviv



Quisiera aportar una última reflexión al tema.
Creo que se viven tiempos de desilusión, desesperanza y deslegitimación en relación a la izquierda.
Yo no las comparto y no es el tema una cuestión de simple “voluntarismo”, estoy convencido que es tiempo de trabajo honesto y duro de la intelectualidad progresista y de todos los que podamos aportar.
Las propuestas altermundialistas movimientistas están siempre a medio camino y repito la conexión partidos-movimientos alternativos de la sociedad civil no se logro articular. Es hora de un balance y de propuestas concretas en el seno de nuestros partidos, en el comentario anterior señalé como se forman las mayorías, por supuesto uno de los tantos pero respetables análisis políticos sobre el tema, esgrimido en este caso por Jürgen Habermas.
El horizonte está siempre adelante y no a nuestras espaldas, es hora de caminar más, hay tiempo, hay espacio, pero no puede haber lugar para la miopía.
El horizonte está situado hasta donde llega nuestra capacidad de ver y su amplitud depende de nosotros.
Lo peor es estar regidos por el pasado y no por las perspectivas de futuro para construir el hoy.
Adelante que una izquierda viable y con posibilidad de poder es posible.
Carlos Braverman
Tel Aviv- Israel

Racismo y cultura: la actualidad de Frantz Fanon por Pepe Gutiérrez-Álvarez


El racismo impregna la cultura dominante. Esta dominación se impone sobre la base del “inferiorización” del colonizado. Ofrecemos un texto capital de su autor precedido de una breve introducción.

Uno de los métodos implantados por el neoliberalismo en su fase triunfante, se ha fundamentado en la cínica pretensión e que las ideas localistas y democráticas radicales (con todas sus matizaciones y variaciones), estaban ya “fuera de moda”, eran resquicios lejanos de la modernidad, y de la postmodernidad, y que por lo tanto carecían del menor interés práctica, y pasaban a ser pasto de la historia concebida como una de las ramas de la arqueología…Se habló del final de la historia, de los “últimos románticos”, y siempre que fue posible, se echó tierra encima de los hombres y mujeres que formaban el Partenón de los de abajo.

En esa lista se incluyeron los personajes que dieron nombres y apellidos a la revolución francesa, al largo historial del movimiento obrero y socialista, del feminismo, del anticolonialismo, y entre ellos, obviamente, figuraba el de Fanon, ninguneado cuando no maltratado. Dado que esta faena fue en buena medida elaborada por no pocos arrepentidos y arrepentidas, el discurso venía acompañados a veces de sesudas deliberaciones sobre los errores, que, por supuesto, existieron, entre otras cosas porque toda tentativa liberada está hecha con el aquí y el ahora, en medio de tensiones impresionantes, y por lo tanto, sin la perspectiva que permite una buena retrospectiva académica.

El neoliberalismo ganó en los ochenta-noventa una batalla cultural de la que nos estamos recuperando lentamente, y en la que hay que insertar la recuperación de nuestros dioses y de nuestros diablos, entre los cuales Frantz Fanon dijo mucho, y dijo cosas que todavía nos sirven, y si alguien lo duda, que lea este textos osbre el racismo y la cultura…

Frantz Fanon fue tanto un autor como un militante, como un símbolo.

Nació en 1925 en Port-de-France (Martinica), Frantz Fanon creció para arriba en Martinica en medio de los descendientes de los esclavos africanos, que habían sido traídos al Caribe trabajar en las plantaciones del azúcar de la isla. El padre de Fanon, Casimir trabajó en el servicio de costumbres; él murió en 1947. Él estudió en el Liceo Schoelcher en Fortaleza-de-Francia, donde uno de sus profesores era Aimé Césaire. Hay un Fanon adolescente político activo y se participó en la lucha del guerrilla contra los partidarios del gobierno colaboracionista francés de Vichy. En este tiempo desempeño servicios en las fuerzas francesas libres y se ofreció voluntariamente a ir a Europa a la lucha. A los 18 años en el ejército galo comandado por el general De Lattre de Tassigny que combate en Italia. Después de la guerra mundial estudió la medicina y psiquiatría en París y Lyon. Entre sus amigos estaba Eduard Glissant, su compañero más joven, que estudió la filosofía y la historia en el Sorbonne. Según Glissant, Fanon era “extremadamente sensible”. Médico interno a los 25 año se especializa en psiquiatría, publica por éste tiempo su primer libro Peau noire. masque blanche (!Escucha. blanco¡).

El sueño de Fanon es instalarse en un lu­gar de África del Norte lejos del dominio blanco para dedicarse plenamente a una especialidad que le apasiona, la revolución argelina le atrae como un imán y se convierte en uno de sus más famosos combatientes en 1956, socialista revolucionario desde finales de los años 50, muere en Nueva York donde ha ido a curarse, excluido ya definitivamente de la empresa humana y de tener que abandonar una lucha a la que se había entregado en cuerpo y alma. Sin po­der ver siquiera la culminación de la revolución en Argelia que representaba para él el camino de liberación para el África entera.

Su corta y agitada última década de su vida, Fanon dejó un testimo­nio profundo, rico en imágenes e ideas, de los costos psicológicos y materiales de la colonización así como un conjunto de consideraciones en defensa de la dinámica revolucionaria del mal llamado Tercer Mundo. Esquemáticamente sus ideas se pueden sistematizar de en estos términos:

-entiende la cuestión racial como básica, el hombre negro para él no es un hombre, es un hombre-negro, ser negro equivale a ser un hombre dominado, colonizado, con complejo de inferioridad frente al blanco, en inferior situación en la civilización hecha a imagen y semejanza a éste, conlleva una neurosis y, de la misma manera, un potencial emancipador, es su negritud la que le hace identificarse con la causa anticolo­nial y es esta conciencia la que le permite darle a esta lucha un contenido antirracial pleno, su crítica se extiende más allá de los intere­ses, de las ideas, llega hasta despreciar el reflejo racista más intimo que siglos y siglos de historia ha afirmado la historia blanca.

-la enfoca la cuestión de la dominación también desde un punto de vista que podíamos de­nominar existencial-psicoanalítico y médico, su lucha dentro del combate por la libertad argelina lo lleva fundamentalmente como médico, lo que le permite conocer nuevas facetas de la barbarie colonial. el desprecio al colonizado -un torturador quiere que le solucione algunos trastornos que no relaciona con su oficio aplicado contra una gente a la que no considera en lo más mínimo-, la situación sanitaria y mental de la población sometida al subdesarrollo, el valor de la revolución como elemento de renacimiento personal y colectivo de una población hundida hasta poco antes en la miseria y la degradación, etc.

-ofrece la justificación plena de la violencia revolucionaria, sus experiencia ante la represión de los franceses es atroz, por eso no duda en escribir, "No justificamos las halcones reflejos de nuestros camaradas. Las con prendemos, pero no las excusamos ni negamos su existencia”. Sus argumentos son abundantes y explícitos: “Puesto que estamos construyendo una nueva Argelia democrática, y no cree­-s que podamos elevarnos y liberarnos en un área y reprimir en otra, con­denamos con amargura a aquellos hermanos que acceden a la acción revolucionaria con una brutalidad casi psicótica, engendrada y afianzada por -a larga represión francesa". La “violencia (...) es una fuerza de limpiamiento. Libera a natural de su complejo de inferioridad y de su desesperación e inacción; lo hace audaz y restaura su amor propio.” “No tengo ningún deseo a ser la víctima del fraude de un mundo negro. Mi vida no se debe dedicar a elaborar el balance de los valores del negro. No hay mundo blanco, allí no es éticas blancos, más que hay una inteligencia blanca. Hay en cada parte de los hombres del mundo que buscan. No soy un preso de la historia. No debo buscar allí para el significado de mi destino. Debo recordarme constantemente que el salto verdadero consiste en la invención de la introducción en existencia. En el mundo a través de el cual viajo, sin fin me estoy creando. “(¡Escucha blanco¡) (1)

-desarrolla una critica radical a la posibilidad, latente en plena revolución argelina, de que la burguesía y la pequeña burguesía usurparan la posrevolución en beneficio propio, apuesta por las masas oprimidas. por los o­breros y campesinos para que lleven la revolución a sus últimas conse­cuencias; estos últimos devienen en sus idea el centro del proceso revolucionarios que sueña y pelea porque el proletariado de los países capitalistas aparecen como "integrados" en el sistema, reflejo de su conocimiento de la actitud que tanto socialistas -en el poder- como comunistas -en la oposición "constructiva"- han 'tomado en la metrópoli colonial.

Sin embargo, Fanon nunca pretendió ser el representante de ninguna opción política precisa, sus ideas más ricas son producto de su propia vida como militante y combatiente de la lucha argelina, a aceptándola como lo que era, como reflexiones sobre temas no estratégicos, hay que reconocerlo un alto valor intelectual (2).

Como pensador político llevado en Martinica, las opiniones de Fanon ganaron a audiencias en las islas del Caribe junto con Aimé Césaire, Edouard Glissant, C.L.R. James, y Eric Williams. Fanon rechazó el concepto de negritud, un término primero usado por Césaire. Tal como hemos indicado, Fanon puso su énfasis en el impulso de una revolución violenta como el único medio eficaz de terminar la represión colonial y el trauma cultural en el Tercer Mundo. En la época, esto parecía lo más viable, y sucesos como el asesinato de Lumumba parecían demostrarlo.

En 1952, Fanon comenzó a practicar en una sala psiquiátrica en Argelia. Se casó en 1953 a francesa blanca joven. En el hospital de Blida-Joinville, en donde trabajó como el director del departamento psiquiátrico. Su maestro fue el médico catalán Francecs Tosquelles, antiguo militante del POUM y republicano refugiado (3), amén de médico innovador de la terapia del grupo. En 1954 el frente nacional de la liberación (FLN) comenzó su guerra abierta contra la dominación francesa. Después de tres años, Fanon dimitió y se alió con el movimiento argelino de la liberación.

Por esta época viajó los campos del guerrilla de Malí a Sahara, ocultó a militantes “terroristas” en su casa y entrenó a enfermeras para curar heridas. En 1959 lo hirieron seriamente en la frontera de Argelia y de Marruecos. Fanon entonces trabajó brevemente como embajador del gobierno argelino provisional a Ghana y corregido en Túnez en la wilaya Moudjahid. Durante este período él también fundó la primera clínica psiquiátrica de África. Mucha de su escritura se concentró en la revolución argelina, incluyendo los ensayos publicados en El año cinco, de la revolución argelina (1959), en que llama a la lucha armada contra el imperialismo francés. Fanon mismo no vivió bastante tiempo para atestiguar la independencia de Argelia.

Frantz sobrevivió varias tentativas políticas del asesinato, y también la matanza en 1957, en el cual el FLN mató a 300 sospechosos de ser partidarios de un grupo rebelde rival. Después de una expedición de agitación que le llevó a recorrer 1.200 millas en 1960,cayó gravemente enfermo de leucemia y murió en Washington, el 12 de diciembre de 1961.La vida y la obra de Fanon cautivaron a una generación, sus libros tuvieron una influencia muy sobresaliente en los año sesenta en los núcleos de intelectuales "tercer mundistas", así como en una multitud de movimientos como el de los Black Panthers norteamericanos...En general se puede hablar que Fanon tuvo una influencia profunda en los movimientos radicales en los años 60 en los Estados Unidos y la Europa.

Después de diversas negociaciones, fue enterrado en suelo argelino. Josie Fanon, su esposa, se suicidó en Argel en 1989.

El trabajo más célebre de Fanon fue sin duda Los condenados de la tierra (1961), fue llamado por su editor “el manual para la revolución negra”. El libro, basado en las experiencias de Fanon en Argelia durante la guerra de la independencia, y usa el marco del pensamiento marxista para explorar los conflictos de clase y las cuestiones de la hegemonía cultural en la creación y el mantenimiento del sentido nacional de un país nuevo. “En guerra del guerrilla la lucha se refiere no más al lugar donde estás, solamente a los lugares adonde vas. Cada combatiente lleva su país que guerrea entre sus dedos del pie.” Desde su publicación (con un prólogo célebre de Jean Paul Sartre) Los condenados de la tierra, después de lo cual se convirtió en uno de los documentos fundacionales del movimiento negro y anticolonialista de la liberación.

Notas

---1) Peau noir, masques blancs, ¡Escucha blanco!, 1952 (existe una edición castellana en la emblemática editorial Nova Terra, Bacelona, 1972, con un buen trabajo introductorio, y un epílogo, ambos a cargo de Francis Jeanson, la “mano derecha” de Sartre en la época); L'an cinq de la révolution algérienne, 1959 (editado como Sociología de la revolución, Ed. ERA, México); Les damnés de la terre, 1961 (Los condenados de la tierra, Ed. Fondo de cultura Económica, México, 1965, varias reediciones; Vers la révolution africain, 1964 - hacia la revolución africana (de donde preoviene este texto)

---2) Para una lectura a fondo: L´ Ouvre de Frantz Fanon. Colonialisme et alineation, de Renate Zahar (Maspero, París, 1974); Frantz Fanon, de Irene L. Gendzier (Serie Popular ERA, México, 1977); Frantz Fanon, testigo, de Pierre Bouvier (Ed. Sígueme, Madrid, 1973).

---3) Francecs Tosquelles i Lauradó (reus, 1912-Granges-sur-Lot, Francia, 1994), médico y militante comunista del POUM, marchó al frente de Aragón, y como médico asistió a poscombatientes que sufrían psicopatías adquiridas en las trincheras. En el exilio francés, tomó parte en la Resistencia, y llegó a ser una de las mayores eminencias en el campo del psicoanálisis. Su influencia en Fanon es altamente ponderada por los biógrafos de éste.

TEXTO

II. RACISMO Y CULTURA (*)


LA reflexión sobre el valor normativo de ciertas culturas decretado unilateralmente merece retener la atención. Una de las paradojas rápidamente descubierta es el choc en recompensa de definiciones egocentristas, sociocentristas.

Se ha afirmado en un comienzo la existencia de grupos humanos sin cultura; después, de culturas jerarquizadas; finalmente, la noción de relatividad cultural.

De la negación global al reconocimiento singular y específico. Precisamente debemos trazar esta historia despedazada y sangrante al nivel de la antropología cultural.

Existen, podríamos decir, ciertas constelaciones de instituciones, vividas por hombres determinados, en el marco de zonas geográficas precisas que, en un momento dado, han sufrido el asalto, directo y brutal de esquemas culturales diferentes. El desarrollo técnico, generalmente alto, del grupo social así aparecido lo autoriza a instalar una dominación organizada. El empeño de la desculturación se encuentra con que es el negativo de un trabajo de servidumbre económica, hasta biológica, más gigantesco.

La doctrina de la jerarquía cultural no es, pues, más que una modalidad de la jerarquización sistematizada, proseguida de manera implacable.

La teoría moderna de la ausencia de integración cortical de los pueblos coloniales es su vertiente anatomofisiológica. La aparición del racismo no es fundamentalmente determinante. El racismo no es un todo sino el elemento más visible, más Cotidiano —para decirlo de una vez—, en ciertos momentos, más grosero de una estructura dada.

Estudiar los rendimientos del racismo y de la cultura es plantearse la cuestión de su acción recíproca. Si la cultura es el conjunto de comportamientos motores y mentales nacido del encuentro del hombre con la naturaleza y con su semejante, se debe decir que el racismo es verdaderamente un elemento cultural. Hay pues culturas con racismo y culturas sin racismo.

Sin embargo, este elemento cultural preciso no está enquistado. El racismo no ha podido esclerosarse. Le ha sido preciso renovarse, matizarse, cambiar de fisonomía. Le ha sido preciso experimentar la suerte del conjunto cultural que lo informaba.

El racismo vulgar, primitivo, simplista, pretendía encontrar en lo biológico, ya que las Escrituras se habían revelado insuficientes, la base material de la doctrina. Sería fastidioso recordar los esfuerzos emprendidos entonces: forma comparada del cráneo, cantidad y configuración de los surcos del encéfalo, características de las capas celulares de la corteza, dimensiones de las vértebras, aspecto microscópico de la epidermis, etc.

El primitivismo intelectual y emocional aparecía como tina consecuencia banal, un reconocimiento de existencia. Tales afirmaciones, brutales y masivas, ceden lugar a una argumentación más elegante. Aquí y allá, sin embargo, salen a la luz algunos resurgimientos. Así, la “labilidad emocional del negro”, “la integración subcortical del árabe”, “la culpabilidad casi genérica del judío” son ideas que se encuentran en algunos escritores contemporáneos La monografía de J. Carothers, por ejemplo, auspiciada por la OMS, se sitúa a partir de “argumentos científicos” de una lobotomía fisiológica del negro de Africa.

Estas posiciones sectarias tienden, en todo caso, a desaparecer. Este racismo que se quiere racional, individual, determinado, genotípico y fenotípico, se transforma en racismo cultural. El objeto del racismo deja de ser el hombre particular y sí una cierta manera de existir. En el extremo, se habla de mensaje, de estilo cultural. Los “valores occidentales” reasumen singularmente la ya célebre llamada a la lucha de la “cruz contra la media luna”.

Cierto que la ecuación morfológica no ha desaparecido totalmente, pero los hechos de los últimos treinta años han sacudido las convicciones más encasquilladas, trastornado el tablero de juego, reestructurado un gran número de relaciones. El recuerdo del nazismo, la común miseria de hombres diferentes, la servidumbre común de grupos sociales importantes, la aparición de “colonias europeas”, es decir, la institución de un régimen colonial en pleno territorio de Europa, la adquisición de conciencia de los trabajadores de los países colonizadores y racistas, la volución de las técnicas, todo esto ha modificado profundamente el aspecto del problema.

Es necesario buscar, al nivel de la cultura, las consecuencias de ese racismo.

El racismo, lo hemos visto, no es más que un elemento de un conjunto más vasto: el de la opresión sistematizada de un pueblo. ¿Cómo se comporta un pueblo que oprime? Aquí volvemos a encontrar algunas constantes.

Asistimos a la destrucción de los valores culturales, de las modalidades de existencia. La lengua, el vestido, las técnicas son desvalorizadas. ¿Cómo llevan cuenta de esta constante? Los psicólogos que tienen tendencia a explicarlo todo por movimientos del alma, pretenden encontrar este comportamiento al nivel de los contactos entre particulares:
crítica de un sombrero original, de una manera de hablar, de caminar...
Parecidas tentativas ignoran voluntariamente el carácter incomparable de la situación colonial. En realidad, las naciones que emprenden una guerra colonial no se preocupan de confrontar culturas. La guerra es un negocio comercial gigantesco y toda perspectiva debe ser relacionada a este criterio. La servidumbre, en el sentido más riguroso, de la población autóctona es su primera necesidad.

Por esto se deben modificar sus sistemas de referencia. La expropiación, el despojo, la razia, el asesinato como objetivo se duplican en un saqueo de los esquemas culturales o, por lo menos, son condicionadas a este saqueo. El panorama cultural es desgajado, los valores burlados, borrados, vaciados.

Las líneas de fuerza se desploman, no ordenan más. Frente a una nueva unión, impuesta, no propuesta sino afirmada, pesan con todo su peso los cañones y los sables.
Sin embargo, el entronizamiento del régimen colonial no entraña la muerte de la cultura autóctona. Por el contrario, de la observación histórica resulta que el fin buscado es más una continua agonía que una desaparición total de la cultura preexistente. Esta cultura, otrora viva y abierta hacia el futuro, se cierra, congelada en el estatuto colonial, puesta en la picota de la opresión. A la vez presente y momificada, da testimonio contra sus miembros. Los define, en efecto, sin apelación. La momificación cultural entraña una momificación del pensamiento individual. La apatía tan universalmente señalada de los pueblos coloniales no es más que la consecuencia lógica de esta operación. El cargo de inercia que se dirige constantemente al “indígena” es el colmo de la mala fe. Como si le fuera posible a un hombre evolucionar en otra forma que en el marco de una cultura que lo reconozca y que él decide asumir.

Asistimos a la aparición de organismos arcaicos, inertes, que funcionan bajo la vigilancia del opresor y calcados caricaturescamente de instituciones otrora fecundas.

Estos organismos traducen aparentemente el respeto de la tradición, de las especificaciones culturales, de la personalidad del pueblo oprimido. Este seudorrespeto se identifica de hecho con el menosprecio más consecuente, con el sadismo más elaborado. La característica de una cultura es ser abierta, recorrida por líneas de fuerza espontáneas, generosas, fecundas. La instalación de “hombres seguros” encargados de ejecutar ciertas proezas es una mistificación que no engaña a nadie. Así, los djeinaas de los kabilas nombrados por la autoridad francesa no son reconocidos por los autóctonos. Son duplicados por otro djemaa elegido democráticamente. Y naturalmente el segundo dicta, en gran parte, la conducta de los primeros.
La constante afirmación de “respetar la cultura de las poblaciones autóctonas” no significa, pues, considerar los valores aportados por la cultura, encamados por los hombres. Bien pronto se advierte en este propósito una voluntad de objetivar, de encasillar, de aprisionar, de enquistar. Frases tales como “yo los conozco”, “ellos son así”, traducen esta objetivación máxima alcanzada. Así, también conozco los gestos, los pensamientos que definen a sus hombres.

El exotismo es una de las formas de esta simplificación. Por consiguiente, no puede existir ninguna confrontación cultural. Por una parte hay una cultura a la que se le reconocen cualidades de dinamismo, de expansión, de profundidad. Una cultura en movimiento, en perpetua renoyación. Frente a ella se encuentran características, curiosidades, cosas, jamás una estructura.

Así, en una primera fase, el ocupante instala su dominio, afirma masivamente su superioridad. El grupo social, sujeto militar y económicamente, es deshumanizado según un método polidimensional

Explotación, torturas, razias, racismo, liquidaciones colectivas, opresión racional, se relevan en diferentes niveles para hacer del autóctono, literalmente, un objeto entre las manos de la nación ocupante.

Este hombre objeto, sin medios de existencia, sin razón de ser, es quebrantado en lo más íntimo de su sustancia. El deseo de vivir, de continuar, se hace más y más indeciso, más y más fantasmal. En este estado de cosas aparece el famoso complejo de culpabilidad. Wright nos da una descripción muy detallada en sus primeras novelas.

Sin embargo, progresivamente, la evolución de las técnicas de producción, la industrialización, por otra parte limitada, de los países sojuzgados, la existencia más y más necesaria de colaboradores, imponen al ocupante una nueva actitud. La complejidad de los medios de producción, la evolución de las relaciones económicas que entrañan, de buen o mal grado, la de las ideologías, desequilibran el sistema. El racismo vulgar en su forma biológica corresponde al periodo de explotación brutal de los brazos y las piernas del hombre. La perfección de los medios de producción provoca fatalmente el camuflaje de las técnicas de explotación del hombre y, por consiguiente, de las formas del racismo.

Desde luego, no es en la persistencia de una evolución de los espíritus donde el racismo pierde su virulencia. Ninguna revolución interior explica esta obligación del racismo de matizarse, de evolucionar. En todas partes los hombres se liberan atropellando el letargo al que la opresión y el racismo los habían condenado.

En pleno corazón de las “naciones civilizadoras” los trabajadores descubren, finalmente, que la explotación del hombre, base de un sistema, presenta diversos aspectos. En este estadio el racismo no osa salir sin afeites. Se impugna. El racista, en un número más y más grande de circunstancias, se oculta. Él, que pretendía “sentirlas”, “adivinarlas”, se encuentra enfrentado, observado, juzgado. El proyecto del racista es entonces un proyecto frecuentado por la mala conciencia. La salvación no le puede venir más que de una Unión pasional como la que se encuentra en ciertas psicosis. Y el haber precisado la semiología de estos delirios pasionales no es uno de los menores méritos del profesor Baruk.

El racismo nunca es un elemento agregado, descubierto al azar de una investigación en el seno de los elementos culturales de un grupo. La constelación social, el conjunto cultural son profundamente transformados por la existencia del racismo.

Se dice comúnmente que el racismo es una llaga de la humanidad. Pero es necesario no satisfacerse con tal frase. Es necesario buscar incansablemente las repercusiones del racismo en todos los niveles de la sociabilidad. La importancia del problema racista en la literatura norteamericana contemporánea es significativa. El negro en el cine, el negro y el folklore, el judío y las historias para niños, el judío en la taberna, son temas inagotables.
El racismo, para retoñar en Norteamérica, atormenta y vicia la cultura norteamericana. Y esta gangrena dialéctica es exacerbada por la toma de conciencia y la voluntad de lucha de millones de negros y de judíos amenazados por el racismo.

Esta fase pasional, irracional, sin justificación, presenta para su examen un aspecto espantoso. La circulación de grupos, la liberación, en ciertas partes del mundo, de hombres anteriormente inferiorizados, vuelven más y más precario el equilibrio. En forma bastante inesperada, el grupo racista denuncia la aparición de un racismo entre los hombres oprimidos. El “primitivismo intelectual” del periodo de explotación deja lugar al “fanatismo medieval, verdaderamente prehistórico” del periodo de liberación.

En un momento determinado se pudo creer en la desaparición del racismo. Esta impresión eufórica, irreal, era simplemente consecuencia de la evolución de las formas de explotación. Los psicólogos hablan entonces de un prejuicio vuelto inconsciente. La verdad es que el rigor del sistema vuelve superflua la afirmación cotidiana de una superioridad. La necesidad de hacer un llamado a grados diversos de adhesión, a la colaboración del autóctono, cambia las relaciones en un sentido menos brutal, más matizado, más “cultivado”. Por otra parte, no es raro ver aparecer en ese estadio una ideología “democrática y humana”. La empresa comercial de servidumbre, de destrucción cultural cede el paso, progresivamente7 a una mistificación verbal.

El interés de esta evolución está en que el racismo es tomado como tema de meditación, a veces aun como técnica publicitaria.

Así es como el blues “lamento de esclavos negros” es presentado a la admiración de los opresores. Es un poco de opresión estilizada que retorna al explotador y al racista. Sin opresión y sin racismo no hay blues. El fin del racismo tocará a muertos la gran música negra.

Como diría el demasiado célebre Toynbee, el blues es una respuesta del esclavo al reto de la opresión.

En la actualidad, todavía, para muchos hombres, aun para los de color, la música de Armstrong no tiene verdadero sentido más que en esta perspectiva.

El racismo infla y desfigura el aspecto de la cultura que lo practica. La literatura, las artes plásticas, las canciones para modistillas, los proverbios las costumbres, las pautas, va sea que se propongan seguir el proceso o vulgarizarlo, restituyen el racismo. Es decir, un grupo social, un país, una civilización, no pueden ser racistas inconscientemente.
Lo afirmamos una vez más, el racismo no es un descubrimiento accidental. No es un elemento oculto, disimulado. No exige esfuerzos sobrehumanos para evidenciarlo.

El racismo salta a la vista porque está, precisamente, en un conjunto característico: el de la explotación desvergonzada de un grupo de hombres por otro que ha llegado a un estadio de desarrollo técnico superior. Debido a esto la opresión militar y económica precede la mayor parte del tiempo, hace posible, legitima, al racismo.

Debe ser abandonado el hábito de considerar al racismo como una disposición del espíritu, como una tara psicológica.

Pero el hombre arrinconado por este racismo, el grupo social sometido, explotado, de sustancializado, ¿cómo se comportan? ¿Cuáles son sus mecanismos de defensa?
¿Qué actitudes descubrimos aquí?

En una primera fase se ha visto al ocupante legitimar su dominación con argumentos científicos y a la “raza inferior”’ negarse como raza. Ya que ninguna otra solución le es permitida, el grupo social racializado ensaya imitar al opresor y a través de ello desracializarse. La “raza inferior” se niega como raza diferente. Comparte con la “raza superior” las convicciones, doctrinas y otros considerandos que le conciernen.

Al asistir a la liquidación de sus sistemas de referencia en el derrumbe de sus esquemas culturales, no le queda al autóctono más que reconocer con el ocupante que “Dios no está de su lado”. El opresor, por el carácter global y tremendo de su autoridad, llega a imponer al autóctono nuevas maneras de ver, singularmente un juicio peyorativo en cuanto a sus formas originales de existir.

Este acontecimiento llamado comúnmente enajenación es desde luego muy importante. Se le encuentra en los textos oficiales bajo el nombre de asimilación.
Pero nunca se logra totalmente esta enajenación. Sea porque el opresor cuantitativa y cualitativamente limita la evolución, ciertos fenómenos imprevistos, heteróclitos, hacen su aparición.

El grupo inferiorizado había admitido, siendo implacable la fuerza del razonamiento, que su desventura procedía directamente de esas características raciales y culturales.
Culpabilidad e inferioridad son las consecuencias habituales de esta dialéctica.(1) El oprimido intenta, entonces, escapar, por una parte, proclamando su adhesión total e incondicional a los nuevos modelos culturales, por otra parte, pronunciando una condenación irreversible de su estilo cultural propio.

Sin embargo, la necesidad del opresor, en un momento dado, de disimular las formas de explotación, no entraña su desaparición. Las relaciones económicas más elaboradas, menos groseras, exigen un revestimiento cotidiano, pero la enajenación a este nivel sigue siendo espantosa.

Habiendo juzgado, condenado, abandonado sus formas culturales, su lengua, su alimentación, sus costumbres sexuales, su manera de sentarse, de descansar, de reír, de divertirse, el oprimido, con la energía y la tenacidad del náufrago, se arroja sobre la cultura impuesta.

Al desarrollar sus conocimientos técnicos con el contacto con máquinas más y más perfeccionadas, al entrar en el circuito dinámico de la producción industrial, al encontrar hombres de regiones alejadas en el marco de la concentración de capitales y de lugares de trabajo, al descubrir la cadena, el equipo, el “tiempo” de producción, es decir, el rendimiento por hora, el oprimido da valor de escándalo a la actitud para con él del racismo y del menosprecio.

A este nivel se convierte el racismo en una historia de personas. “Hay algunos racistas incorregibles pero reconoced que en conjunto la gente los ama….”

Con el tiempo, todo esto desaparecerá.

Este país es el menos racista.

Existe en la ONU una comisión encargada de luchar contra el racismo.

Películas cinematográficas sobre el racismo, poemas sobre el racismo, mensajes sobre el racismo…

Las condenaciones espectaculares e inútiles del racismo. La realidad es que un país colonial es un país racista.

Si en Inglaterra, en Bélgica o eh Francia, a despecho de los principios democráticos afirmados por estas naciones, hay aún racistas, son estos racistas los que, contra el conjunto del país, tienen razón.

Lógicamente no es posible someter a la servidumbre a los hombres sin inferiorizarlos parte por parte. Y el racismo no es más que la explicación emocional, afectiva, algunas veces intelectual, de esta inferiorización.

El racista, pues, es normal en una cultura con racismo. La adecuación de las relaciones económicas y de la ideología que comportan son perfectas. Es verdad que la idea que nos formamos del hombre nunca depende totalmente de las relaciones económicas, es decir, no olvidemos que las relaciones existen histórica y geográficamente entre los hombres y los grupos. Cada vez más miembros pertenecientes a sociedades racistas toman posición. Ponen su vida al servicio de un mundo en el cual el racismo sería imposible. Pero este retroceso, esta abstracción, este compromiso solemne no están al alcance de todos. No se puede exigir sin menoscabo que un hombre esté contra los “prejuicios de su grupo”.

Así pues, digámoslo nuevamente, todo grupo colonialista es racista.

A la vez “aculturado” y deculturado, el oprimido sigue obstinándose contra el racismo. Encuentra ilógica esta secuela e inexplicable cuanto le ha ocurrido, sin motivo, inexacto. Sus conocimientos, la apropiación de técnicas precisas y complicadas —algunas veces su superioridad intelectual consiguió la atención de un gran número de racistas— lo llevaron a calificar el mundo racista de pasional. Se apercibe que la atmósfera racista impregna todos los elementos de la vida social. El sentimiento de una injusticia agobiante es entonces muy vivo. Olvidando el racismo- consecuencia se encarniza con el racismo-causa. Se emprenden campañas de desintoxicación. Se hace un llamado al sentido de lo humano, al amor, al respeto de los valores supremos...
De hecho, el racismo obedece a una lógica sin falle. Un país que vive saca su sustancia de la explotación de pueblos diferentes, inferioriza a esos pueblos. El racismo aplicado a estos pueblos es normal.

El racismo no es, pues, una constante del espíritu humano.

Es, nosotros lo hemos visto, una disposición inscrita en un sistema determinado. Y el racismo judío no es diferente del racismo negro. Una sociedad es racista, o no lo es. No existen grados de racismo. No es necesario decir que tal país es racista pero que en él no se realizan linchamientos ni existen campos de exterminio. La verdad es que todo esto y algo más existe en el horizonte. Estas virtualidades, estas fuerzas latentes circulan dinámicas, valuadas en la vida de las relaciones psicoafectivas, económicas.

Al descubrir la inutilidad de su enajenación, la profundización de su despojo, el infemiorizado, después de esta fase de culturación, de extrañamiento, encuentra sus posiciones originales.

El inferiorizado se ata con pasión a esta cultura abandonada, separada, rechazada, menospreciada. Existe una muy clara promesa ilusoria que aparenta psicológicamente el deseo de hacerse perdonar.

Pero detrás de este análisis simplificante hay en el inferiorizado la intuición de una verdad espontáneamente aparecida. Esta historia psicológica desemboca en la Historia y en la Verdad.

Al encontrar un estilo antes desvalorizado, el inferiorizado asiste a una cultura de la cultura. Tal caricatura de la existencia cultural significaría, si fuera necesario, que la cultura se viva, pero que no se fraccione. No se puede estudiar una parte y pretender que se conoce el todo.

Mientras tanto, el oprimido se extasía con cada redescubrimiento. El maravillarse es permanente. Antaño emigrado de su cultura, el autóctono la explora hoy con arrebato. Se trata, pues, de esponsales continuos. El antiguo inferiorizado está en estado de gracia.
Pero no se sufre impunemente una dominación. La cultura del pueblo sometido está esclerosada, agonizante. No le circula ninguna vida. Más precisamente, la única vida existente está disimulada. La población que normalmente asume aquí y allá algunos trozos de vida que mantienen significativas dinámicas en las instituciones, es una población anónima. En el régimen colonial son, los tradicionalistas.

El antiguo emigrado, por la súbita ambigüedad de su comportamiento, introduce el escándalo. Al anonimato del tradicionalista opone un exhibicionismo vehemente y agresivo.

Estado de gracia y agresividad son dos constantes que volvemos a encontrar en este estadio. La agresividad era el mecanismo pasional que permitía escapar a la mordedura de la paradoja.

Puesto que el antiguo emigrado posee técnicas precisas y su nivel de acción se sitúa en el marco de relaciones ya complejas, estos encuentros revisten un aspecto irracional. Existe un foso, una separación entre el desarrollo intelectual, la apropiación técnica, las modalidades de pensamiento y de lógica, altamente diferenciados, y una base emocional “simple, pura”, etc…

Reencontrando la tradición, la que vive como mecanismo de defensa, como símbolo de pureza, como salvación, el deculturado deja la impresión de que la mediación se venga sustancializándose. Este reflujo de posiciones arcaicas sin relación con el desarrollo técnico es paradójico. Las instituciones valorizadas de este modo no corresponden a los métodos elaborados de acción ya adquiridos.

La cultura encasquillada, vegetativa, a partir de la dominación extranjera, es revalorizada. No es nuevamente pensada, tomada otra vez, hecha dinámica en su interior. Es gritada. Y esta revalorización súbita, no estructurada, verbal, recobra actitudes paradójicas.

En ese momento se hace mención del carácter incorregible del inferiorizado. Los médicos árabes duermen en tierra, escupen sin importarles dónde, etc...

Los intelectuales negros consultan al brujo antes de tomar cualquier decisión, etc.

Los intelectuales “colaboradores” tratan de justificar su nueva actitud. Las costumbres, tradiciones, creencias, antaño negadas y pasadas en silencio, ahora son violentamente valorizadas y afirmadas.

La tradición ya no es ironizada por el grupo. El grupo no huye más. Se reencuentra el sentido del pasado, el culto de los antepasados.

El pasado, de aquí en adelante una constelación de valores, se identifica con la Verdad.
Este redescubrimiento, esta valorización absoluta de un modo de ser casi irreal, objetivamente indefendible, reviste una importancia subjetiva incomparable. Al salir de aquellos esponsales apasionados, el autóctono habrá decidido, con “conocimiento de causa”, luchar contra todas las formas de explotación y de enajenación del hombre. Por el contrario, el ocupante durante esta época multiplica las llamadas a la asimilación y a la integración, a la comunidad.

El encuentro cuerpo a cuerpo del indígena con su cultura es una operación demasiado solemne, demasiado abrupta, para tolerar cualquier falla. Ningún neologismo puede enmascarar la nueva evidencia: el sumergirse en la inmensidad del pasado es condición y fuente de la libertad.

El fin lógico de esta voluntad de lucha es la liberación total del territorio nacional. Con el propósito de realizar esta liberación, el inferiorizado pone en juego todos sus recursos, todas sus adquisiciones, las viejas y las nuevas, las suyas y las del ocupante.
La lucha es total de golpe, absoluta. Pero, entonces, casi no se ve aparecer el racismo.
En el momento de imponer su dominación, para justificar la esclavitud, el opresor había apelado a argumentaciones científicas. Aquí no hay nada semejante.
Un pueblo que emprende una lucha de liberación, rara vez legitima el racismo. Ni en el curso de periodos agudos de lucha armada de insurrección, se asiste a la toma en masa de justificaciones biológicas.

La lucha del inferiorizado se sitúa en un nivel indudablemente más humano. Las perspectivas son radicalmente nuevas. Es, la oposición clásica, desde ese momento, de las luchas de conquista y de liberación.

En el curso de la lucha, la nación dominadora trata de renovar argumentos racistas, pero la elaboración del racismo se hace más y más ineficaz. Se habla de fanatismo, de actitudes primitivas ante la muerte, pero una vez más el mecanismo ya socavado no responde. Los antiguos inmóviles, las debilidades constitucionales, los miedosos, los inferiorizados de siempre se apuntalan y se levantan erizados.

El ocupante no comprende.

El fin del racismo comienza con una repentina incomprensión.

La cultura espasmódica y rígida del ocupante, liberada, se abre al fin a la cultura del pueblo vuelto realmente fraterno. Las dos culturas pueden confrontarse, enriquecerse.

En conclusión, la universalidad reside en esta decisión de darse cuenta del relativismo recíproco de las culturas diferentes una vez que se ha excluido irreversiblemente el estatuto colonial.



Nota 1. Un fenómeno poco estudiado aparece alguna vez en este estadio. Intelectuales, investigadores, del grupo dominante, estudian “científicamente” la sociedad dominada, su estética, su universo ético. En las universidades, los raros intelectuales colonizados ven revelado su sistema cultural. Llega un momento en que hasta los sabios de los países colonizadores se entusiasman por este o por aquel rasgo específico. Los conceptos de pureza, ingenuidad, inocencia, aparecen. Aquí debe redoblarse la vigilancia del intelectual indígena.

(*) Este texto corresponde al II apartado de la obra de Fanon, Por la revolución africana. Escritos políticos, de la edición que efectuó Fondo de Cultura Económica, México, en 1966, y en traducción de Demetrio Aguilera Malta. Corresponde a su intervención en el Primer Congreso de Escritores y Artistas Negros en Paris, septiembre de 1956. Fue inicialmente publicado en el número especial de Presence Africaine, junio-noviembre de 1956.